Resentimiento.

—NoOoO, maldita sea mi suerte —pensé rechinándome los dientes, me sentía fatal, estaba borracho, me habían drogado y ahora me estaba desquiciando, una mezcla explosiva de celos, de rabia e impotencia corría por mis venas y estaba a punto de aflorar.

Podía ver con claridad el rostro de satisfacción de Shagy, que se movía sensualmente al ritmo de sus gemidos, los cuales me martilleaban la cabeza una y otra vez sin descanso. Entretanto los demás sonrientes, se mofaban de mí, parecian estar pasandoselo bien con mi infortunio, pues debia de tener cara de póquer. Ya harto me levanté con tanto ímpetu que me choqué con alguien, y me agarraron, para no caerme.

—Soltadme inútiles, parar ya de reíros —les grité fuera de mí —Oye Paco que aquí nadie se está riendo de ti ¿vale? —intentó serenarme Ferre mientras me sujetaba con firmeza, me daba exactamente igual si era fruto o no de la dichosa pastillita, pero lo que tenia claro es que no estaba dispuesto a quedarme mas tiempo allí, lo veia todo psicodélico, las caras empezaban a distorsionarse y sus ojos echaban fuego, aquello era patético ¿Pero donde me habia metido? Esto era de locos, era absurdo.

Me liberé de Ferre de una sacudida, y este cayó encima de un Cristo el cual se hizo añicos, podia percibir como los trozos suspendido en el aire se iban desprendiendo uno a uno, tenia todos los sentidos agudizados, me sujetaron entre unos cuantos y me sacaron fuera para que me despejara.

Después de soltarle algunos tacos me perdi vagando por las calles de Utrera, entretanto iba alucinando con todo lo que me rodeaba, pués ahora el mundo tenia un atractivo especial, parecia tener vida, los coches, las calles, la gente, los sonidos, todo era diferente y flipante.