Extraño.

Al salir me encaminé hacia unos árboles que divisé a pocos metros, al acercarme supe enseguida que se trataba de un olivar, unas tres fanegas de olivos que cubrían todo el solar y se perdían en la oscuridad de la noche, al girarme contemplé con asombro un trecho de cultivo de marihuana, quise verla de cerca para sentir su tacto y su aroma, así que al aproximarme noté con admiración que casi me superaban en altura, y que en breve estarían lista para recolectarlas, al igual que las demás.

De pronto sentí como algo o alguien me observaba tras los cannabis.
— ¿Quien anda ahí? —pregunté desconcertado, y solo alcancé a ver una leve sombra adentrarse en el cobertizo con extrema rapidez, era imposible, se había movido sin apenas percibirlo.
Me apresuré con cautela hacia el cobertizo, ya que la sombra que ví era lo bastante enorme como para ser un gato o un perro, y demasiado rápido para ser una persona, así que me esperaba cualquier cosa.

Me quedé esperando en la puerta, no se oía nada tan solo a Juantrola revoloteando por la cocina, me introduje con mucho sigilo y busqué con nerviosismo la llave de la luz sin resultado, al fondo me parecía haber escuchado un ruido, así que agarré mi mechero para ver si lograba ver algo, y me fui acercando paso a paso al lugar de donde provenía.

Ahora si podía sentir una respiración bronca y agitada a escasos metros de mí, aunque aún no lograba ver nada y decidí dar unos pasos mas, estaba apunto de descubrir el dueño o dueña de esa respiración misteriosa, cuando sonó con estruendo el pito de unos coche, ahí estaban, acababan de llegar los demás.