Indiferencia.

Noche de luna llena, una noche… ¿romántica, misteriosa o llena de malos augurios? No sabia lo que me reparaba el destino, pero lo cierto es que la luna iluminaba mi rumbo hacia la casa de Mara.
Hacia días que, Mara me telefoneó para invitarme a la fiesta que daba en su casa, aprovechando que sus padres estarían fuera todo el fin de semana.
Como no tenía quien me llevara me tuve que dar la caminata de 5 kilómetros, desde mi casa al arenal. Llegué muy cansado, pues como ya iba siendo habitual en mi, no descansé mucho la noche anterior.

—Pacomerte tío que mala cara traes ¿no? —Me saludó Mara impresionada —jeje no es nada solo vengo un poco cansado —le repliqué, y alguien que pasaba por allí, me ofreció un cubata asegurándome que iba a reponer mis fuerzas. Atravesé el pasillo para ir al salón, aquello más que un salón parecía un beaterio, estaban todos los rincones llenos de santos y de Cristos, casi todos a tamaño real. Verdaderamente me daba escalofrío aquel ambiente, así que me dirigí a explorar otras estancias de la casa.

Un grupito de gente aquí, otro grupito allí y sobre todo buena música pastillera, me gustaba el ambiente, aunque no conocía a nadie excepto a Mache, Mara y Ferre.
Fui a por mi segundo cubata y me presentaron a varias personas que me parecieron interesantes, mientras intercambiábamos opiniones, nos reíamos, bebíamos y demás, se me acercó Mara para preguntarme por Shagy, que estaba invitada y aún no había llegado, ¿Qué si tenia que ver con la actitúd que tuve con ella la otra noche?

—Ni lo sé ni me importa —le dije con indiferencia, y se quedó pensativa mirando el móvil para decirme:
—Mejor, así estamos solos esta noche —me respondió incitante.
Casi no me lo podía creer, ¿Realmente estaba renegando de ella? ¿De veras Shagy ya no pintaba nada en mi vida? Que revelación más caótica pensé, solo tuve que conocer a Mara para darme cuenta que existía otra oportunidad para mi, lo veía demasiado sencillo para ser cierto, pero no quise arruinar mi momento de felicidad y me di luz verde.