
De camino a mi casa divise a alguien sentado en un banco, era una chica hablando por el móvil, de enseguida reconocí su dulce voz, no, no podía ser que la misma persona que me había partido el corazón hacia minutos ahora estuviese delante de mi nuevamente. Quise ignorarla y pasar de largo como si no la conociera. — ¡Que le den! —pensé, pero no pude evitar escuchar su conversación.
—Salí lo mas rápido que pude para que me dierais las llaves, pero os habéis ido sin mi tías, a ver donde coño duermo yo hoy —increpaba ella al celular.
Aunque fue corta la conversación me dio tiempo a entender lo que ocurría. Las “Mellis” amigas de Shagy por error se habían quedado con las llaves de su casa y no tenia donde ir ya que estas se habían recogido ya. Igualmente pensé que no era mi problema y me disponía a seguir mi camino cuando oí que me llamaban.
—¿Shh shhh oye tienes hora? —me preguntó preocupada.
—Si, son las cuatro menos diez —le respondí.
—Ah!! Venga gracias chaval —De nada adiós —le dije secamente y continué mi rumbo.
Mientras caminaba pude sentir su mirada atravesándome el cuerpo de tal manera que me erizaba la piel, me provocaba el solo hecho de imaginar la expresión de su cara observandome. Algo dentro de mi más fuerte que mi propio orgullo me pedía que me detuviera y diese la vuelta para acercarme a Shagy, decirle quien era yo, ya no importaba lo que había sucedido minutos antes sino lo que pudiera pasar después. Me volví lentamente hacia ella, aun continuaba ahí parada, mirándome como si esperase algo.
— ¿Oye tu me conoces no?, hostias tu eres Pacomerte... —exclamó divertida.
—Si claro soy yo —le dije extrañado.
—Tío me alegro de conocerte Paco, de verdad tenia ganas ya de conocerte en persona —y me dio dos besos haciéndome olvidar lo ocurrido.
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